El Chapulín
- La espeta
- 25 jun 2017
- 2 Min. de lectura
Aunque no ha sido nuestra primera comida en Palma, sí que es la que más nos ha gustado hasta el momento.
Descubrimos el primer día un restaurante mexicano al lado de casa e incluso desde fuera tenía pinta de auténtico. Las experiencias que personalmente he tenido en restaurantes mexicanos en Málaga no han sido demasiado buenas, exceptuando un restaurante en Nerja. La mejor comida mexicana que he podido probar ha sido en Nueva York (alli, todo lo que encuentres de otros países va a ser auténtico), por lo que, aunque escéptica, tenía ganas de que fuéramos a El Chapulín.
El martes pasado, nos decidimos y fuimos a investigar el sitio. Nada más entrar se puede ver todo el local decorado con cosas típicas de México. Un sitio tranquilo, no ruidoso y con buen ambiente. Nos sentamos y nos dieron la carta. Aunque pequeña, sólo se veían cosas típicas e incluso algún comentario explicando cómo los mexicanos NO llaman a ciertas cosas de una manera si no de otra.
Como era la primera vez que íbamos, no quisimos pasarnos de listos y pedimos dos cosas solamente: totopos (nachos) y tacos (uno de cada tipo que había en la carta, un total de cinco tacos). Cuando trajeron los nachos, se me iluminó la cara. POR FIN unos nachos auténticos, con todo lo que había que echarle. Se hacía la boca agua solo de mirarlos.
Cuando terminamos con los nachos, vino el cocinero y al ver como quedó el cuenco, se disculpó porque "era obvio que no nos había gustado". Nos faltó lamer el cuenco. Riquísimo se queda corto. Tras el éxito de los nachos, nos trajeron los tacos. El mismo cocinero (mexicano) los trajo y nos explicó lo picante que eran las salsas que traía con él. Una picaba y la otra picaba mucho dijo. La que solo picaba, según él, era para europeos, porque por lo general no están acostumbrados al picante. Nosotros le dijimos que estamos más que acostumbrados al picante (la comida coreana nos ha hecho inmunes al picante de otros países). Y después de unas risas, nos pusimos manos a la obra.
Cuando empezamos a devorar los tacos, solo se escuchaban onomatopeyas de disfrute: ¡hmmmm! ¡qué rico! ¡hmmmmmmmmm! Nos gustaron tanto, que se nos olvidó documentarlo. Solo nos acordamos de hacerle una foto a los nachos porque ahí no sabíamos lo buenos que iban a estar. Tras la cena, felicitamos al cocinero y nos invitó a un chupito de tequila (del bueno, no de José Cuervo. Que por lo visto eso ni siquiera es tequila y los mexicanos nunca toman tequila con limón y sal. Eso sólo se hace con José Cuervo para que no notes la porquería que te estás tomando, nos explicó).
Sitio 100% recomendable. Volveremos SIN duda.

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