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Cine "nuevo"

Como grandes cinéfilos, al descubrir que tenemos un Multicines al lado de casa, decidimos ir a ver una película y así decidir si merecía la pena ir a menudo al cercano o si deberíamos seguir yendo al que está algo más lejos pero que ya sabemos que está genial.

Nada más entrar nos dirigimos a la taquilla para comprar nuestras entradas. Íbamos a ver la nueva de Gru. La cola no era muy grande, pero si lenta. La mujer en la taquilla era una mujer mayor, por lo que no se daba especial prisa en atender. Una vez compramos las entradas, fuimos a comprar unas palomitas, pero nos hicieron volver a las taquillas para comprar allí lo que queríamos y que con un ticket que nos daría la señora de la taquilla, nos sirvieran lo comprado en el puesto de palomitas.

Ya llegábamos tarde. Por suerte, la sala estaba cerca y antes de cada película, siempre hay trailers.

La sala me recordó a los cines de la Rosaleda (Málaga). Una pantalla mediana, en alto y una sala de butacas antiguas y con poca inclinación, que te forzaba a estar todo el rato mirando hacia arriba.

Como era natural esperar, había muchos niños en la sala, nos aprovechamos de que la sala no estaba numerada y nos sentamos en la parte delantera de la sala. Dejando muchas filas de por medio con respecto a donde los críos estaban. Con tan mala suerte, que al poco se nos sentó una familia que entró en la sala dando voces, cuando ya había empezado la película. Nos temíamos los peor, como siempre, nos toca a nosotros la gente que incordia en los cines. Se trataba de una familia argentina, el padre se reía absolutamente por todo de la película. POR TODO. La niña hacía comentarios todo el tiempo y la madre daba voces maldiciendo. De repente la oímos gritar "LA PUTÍSIMA MADRE". Nos quedamos mirándonos mutuamente con expresión de... "otra vez nos tocó". Así que, la mitad de la película la pasamos haciendo sonidos siseantes con la esperanza de que pillaran la indirecta y se callasen.

Algo que no se me puede olvidar contar es lo que pasó con las palomitas. Imagina SAL, cosas saladas. Imagina toda la sal del mundo reunida en un cubo de palomitas y te podrás acercar a la idea de las palomitas que nos comimos. Había veces que solo sabía a sal, no notaba ni la palomita en la boca. Con inocente ilusión de paliar la sensación de haberme comido un bloque de sal, abrí mi Coca-Cola y le di un sorbo a la botella. Para mi desgracia fue como si me clavaran un sable en el esófago. La botella tenía tanto gas que al beber casi no bebías líquido, solo gas.

Quitando la película, la experiencia no fue de las mejores de mi vida ni de lejos. Ya que conocemos un cine mejor, no creo que volvamos a este.

sal

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