Con motivo de nuestro primer aniversario como novios, decidimos que para celebrar tal acontecimiento debíamos hacer algo memorable. Así que nos fuimos cuatro días a Praga.
Llegamos al hotel prácticamente a la una de la mañana. Un hotel con un acceso a las habitaciones un tanto extraño, había que bajar unas escaleras, cruzar varios pasillos subir otras escaleras y bajar otras más, sólo para llegar al ascensor que nos llevaría a una planta desde la cual, tendríamos que bajar unas escaleras para encontrar finalmente el pasillo en el que se encontraba nuestra habitación. Laberíntico cuanto menos. A la hora que era, sólo quedaba dormir para coger fuerzas para el día siguiente.
El recepcionista nos dijo que la mejor opción para movernos era el tranvía. En la parada pertinente podríamos conseguir los tickets, según él, pero nos tiramos diez minutos en la parada; sacamos dinero; compramos agua para cambiar el dinero y NADA. No conseguimos nada. Ni nosotros ni el resto de turistas que se reunieron en la misma parada intentando sacar tickets también.
Después del fracaso de los tickets del tranvía, optamos por ir al centro caminando. No estaba demasiado alejado del hotel pero se perdía bastante tiempo y energía como para hacerlo cada día.
De las primeras cosas que vimos fue la Plaza de Wenceslao. Enorme y en obras. Nos equivocamos y subimos una cuesta bastante larga que tuvimos que desandar para continuar el camino más corto hacia el centro.
Poco después, encontramos un museo que captó nuestra atención: The Sex Museum. Encontramos todo tipo de artilugios sexuales, juguetes, cinturones de castidad e incluso una película porno muda (con música). Os dejo algunas fotos, que sabemos que os morís de curiosidad.
Tras el museo, encontramos la Plaza de la Ciudad Vieja, donde se encuentra el famoso reloj astronómico de Praga. Lo pillamos justo cuando estaban saliendo las figuras de los apóstoles en el reloj. Os dejo un vídeo del momento de después.